jueves, 20 de febrero de 2014

Ni una corona floral, ni una palabra, ni una invocación a su legado...pese a que el principal teatro en la entidad lleva su nombre.

José Peón Contreras: invaluable valor del patrimonio cultural y artístico de los yucatecos, a los 107 años de su deceso, es olvidado y arrumbado por las burocracias de la cultura de Yucatán y Mérida.

Siempre se nos ha dicho durante nuestra vida escolar, sobre todo a partir del 4º. Año de primaria, hasta los niveles superiores de educación, que los Valores y el Patrimonio Cultural de un pueblo son de suma importancia para una sociedad, ya que representan la esencia de toda manifestación, (materia e inmaterial), de hombres y mujeres de los diversos grupos sociales que integran a una comunidad y que al mismo tiempo le brindan sentido, identidad y pertenencia. De ahí la importancia intrínseca para que todos los yucatecos asumamos el compromiso y la responsabilidad de velar por la gestión, protección y salvaguarda de nuestro patrimonio y valores culturales.
Académic@s, connotad@s intelectuales y escritor@s nos señalan día, día tras día, que el patrimonio y los valores culturales, de una u otra forma, son parte de bienestar y desarrollo de la sociedad. Los políticos también recurren a la invocación del patrimonio y a los valores culturales, cuando existe la necesidad de sacar raja de ellos para, pero solo para su lucimiento personal.
Y José Peón Contreras es sin lugar a duda, un invaluable valor del patrimonio cultural y artístico de los yucatecos; hoy olvidado y arrumbado por las burocracias de la cultura de Yucatán y Mérida.
Hoy, hace 107 años, para ser precisos el 18 de febrero, pero de 1907, fallece en la Ciudad de México el ilustre dramaturgo, poeta, novelista, político y médico, especializado en psiquiatría, José Peón Contreras, quien parece haber sido desdeñado por los que dicen dirigir los destinos de la cultura y el arte en el Poder Ejecutivo del Estado de Yucatán y/o en la presidencia  municipal de Mérida, ambas elites “ilustradas” de férreo  modelo Neo. Si de sello con el  “nuevo” PRI y del neo panismo, sin sal ni levadura…
Peón Conteras, como político fue un distinguido liberal que represento los intereses de los y las yucatecas del siglo XIX en la Cámara de Diputados Federales.
Quizá es ese el motivo y razón porque los neoliberales del PRI en la Sedeculta ,o los neo derechistas del PAN, en la Dirección de Cultura Municipal de Mérida no voltean a ver el legado literario de José Peón Contreras, quien fue reconocido y lisonjeado como tal por el mismísimo libertador de cubano José Martí.
La crítica literaria internacional de ese tiempo califico a José Peón Contreras como uno de los mayores y mejores exponentes del teatro romántico de Hispanoamérica.
Motivo que podría ser aprovechado, sea por el gobierno estatal, o municipal, para instituir un festival anual de teatro de corte nacional o internacional. Pero en vez de ello el gobierno del Estado, por medio de la Sedeculta ha creado el Premio Internacional de Cuento en honor de la Señora Beatriz Espejo, quien por merito tiene ser de origen yucateco.
Por su parte las autoridades municipales tuvieron la puntada de crear el Premio Anual de Poesía “joven” en honor de Jorge Lara Rivera, quien se ha distinguido, no por la calidad y brillantez de su trabajo como poeta, sino por ser cabeza de playa de una parte de la burocracia cultural, tanto en el gobierno estatal, como en el Ayuntamiento de Mérida. Bueno,  y por ser un oficioso defensor del priismo yucateco en las páginas del periódico local Por Esto!.
Mientras tanto la figura solitaria de Peón Contreras, solo brilla por la patina del tiempo.
De este escritor, que para muchos mexicanos, conocedores de la gran valía del bardo yucateco, de principios del siglo XX, fue quien dio realce y prestigio a la sociedad yucateca de ser culta y conocedora de las manifestaciones del quehacer artístico.
De su biografia Carlos Gonzalez Peña, nos relata sobre su Vida:
Desde muy temprana edad supo conciliar su innata vocación literaria con su interés por el estudio de las ciencias experimentales, interés que le condujo a doctorarse en Medicina en 1862. Un año después, José Peón y Contreras se instaló en la capital mejicana para perfeccionar sus saberes médicos en el Hospital de Jesús, en el que comenzó ejerciendo como practicante para dar así inicio a una trayectoria facultativa profesional que, al margen de su producción literaria, se convirtió en la principal fuente de ingresos y mantenimiento para toda su familia.
Tras haber contraído nupcias, en 1865, con Leonor del Valle, marchó al estado de Veracruz para afincarse en Orizaba, donde vivió durante algunos años entregado al ejercicio de su actividad médica. Posteriormente, volvió a establecerse en Ciudad de México después de haber ganado por oposición la cátedra de enfermedades mentales del Hospital de Dementes de San Hipólito, sito en la capital azteca, centro sanitario cuya dirección recayó también en la persona de José Peón y Contreras.
Por aquel entonces, el erudito doctor de Mérida ya se había dado a conocer como escritor fecundo y precoz, sobre todo en su faceta de dramaturgo (que, iniciada a los dieciocho años de edad, fue, sin lugar a dudas, la que mayores éxitos le granjeó en su tiempo). Pero también había comenzado a intervenir activamente en la vida pública de su país, en el que, un poco más adelante, se valdría de su prestigio literario para acceder en varias ocasiones al Congreso de la Unión, unas veces en calidad de diputado y otras como senador. Su figura cobró entonces un reconocimiento generalizado, y los numerosos honores y distinciones que empezaron a recaer sobre él le consagraron como uno de los principales intelectuales mejicanos de su tiempo. Así, fue elegido miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, y su nombre fue impuesto -en medio de un populoso homenaje- al antiguo Teatro de San Carlos (sito en su Mérida natal), en el transcurso de una función de gala en la que una de las grandes actrices dramáticas del momento -Concha Padilla, primera dama de la compañía de Enrique Guasp de Peris- llevó a las tablas su exitoso drama titulado El sacrificio de la vida. Corría, a la sazón, el día 27 de diciembre de 1878, año en el que se acababa de disolver la Sociedad Dramática Peón Contreras, una agrupación fundada en 1876 por un grupo de jóvenes aficionados al teatro y entusiastas de la obra del autor yucateco, a quien habían homenajeado con la entrega de una pluma y una corona de oro, otras coronas de laurel y un diploma en el que le consagraban como "el restaurador del teatro en la patria de Alarcón y Gorostiza".
Así, querido y admirado en todos los círculos literarios mejicanos de la segunda mitad del siglo XIX, José Peón y Contreras continuó escribiendo y estrenando con éxito sus piezas teatrales hasta finales de dicha centuria (la última de ellas fue llevada a las tablas en 1894). En 1906, a sus sesenta y seis años de edad, emprendió un largo viaje por Europa en compañía de su hijo mayor, el también poeta José Peón del Valle, y durante su estancia en París se le declaró un agudo ataque de parálisis que, al poco tiempo, le devolvió a su México natal sin habla e impedido de cualquier movimiento. Poco tiempo después falleció en la capital azteca.
Obra.                                            
La producción dramática de José Peón y Contreras comenzó a ser conocida entre 1861 y 1862, años en los que se estrenaron tres piezas suyas (El castigo de Dios,María la loca y El conde Santiesteban) que el dramaturgo de Mérida había escrito cuando tenía dieciocho años de edad. A partir de entonces, los estrenos de sus dramas y comedias se sucedieron sin solución de continuidad, y su fecunda prolijidad llegó a tal extremo que, en el transcurso del año de 1876, subieron a los escenarios mejicanos ocho dramas suyos, todos ellos recibidos con gran aplauso entre críticos y espectadores: ¡Hasta el cielo!El sacrificio de la vidaUn amor de Hernán Cortés,Gil González de ÁvilaLuchas de honra y amorEsperanzasJuan de Villalpando y La hija del rey (que, tradicionalmente, ha sido señalada como su mejor obra, sobre todo a raíz del ruidoso homenaje que se le tributó a Peón y Contreras el día de su estreno, 7 de mayo de 1876, en el que quedó constituida la citada sociedad dramática que llevaba su nombre).
Salvo una de las piezas recién citadas (Luchas de honra y amor), el resto de las obras de José Peón y Contreras están escritas en versos octosílabos y constituyen un ejemplo paradigmático del típico drama histórico del Romanticismo, en su modalidad de capa y espada. A los títulos recogidos en el parágrafo anterior, conviene añadir los de otras obras que ayudan a completar la relación de la vasta producción teatral del dramaturgo yucateco: El conde de Peñalva, Entre mi tío y mi tíaLeonor de SarabiaPor el joyel del sombreroAntón de AlaminosEl capitán PedreñalesMuerto o vivoEn el umbral de la dichaEl bardoGabrielaLa cabeza de UconorSoledadUna tormenta en el mar y Por la patria.
Al margen de su obra teatral, José Peón y Contreras dio a la imprenta varias recopilaciones de poemas líricos que contribuyeron a incrementar el prestigio de que gozaba como feraz versificador. Entre estos poemarios, sobresalen los tituladosRomances dramáticos (1880), Trovas colombinas (1881), Pequeños dramas(1887), Flores del alma y Ecos. Además, probó también fortuna en el campo de la narrativa, con la publicación de algunas novelas (como las tituladas Taide yVeleidosa) que, ciertamente, no constituyen la parte más destacada de su extensa creación literaria.
Bibliografía.

  • GONZÁLEZ PEÑA, Carlos. Historia de la literatura mexicana. México: Porrúa, 1984.

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